Cuando nació la FIA Fórmula E, la categoría fue muy criticada y discriminada en sus inicios, tanto así que Sebastian Vettel se burló de Jean-Éric Vergne tras confirmar que disputaría la competición eléctrica. Sin embargo, ahora es una de las ramas del automovilismo más codiciadas y respetadas, de hecho, no todos tienen lo necesario para correr en los E-Prix.
Sus reglas, autos y circuitos están cargados de sorpresa, emoción y adrenalina que hace de la misma un auténtico espectáculo de velocidad y competitividad, al mismo tiempo en que se contribuye a la conservación ambiental. Aunque, luego de seis temporadas y con la séptima en curso ¿Es la FIA Fórmula E una categoría impredecible?
Sí, lo es. La temporada 7 cuenta hasta el momento con seis ganadores diferentes, la lucha por el campeonato está más intensa que nunca y cualquier cosa puede pasar de cara al final de la misma, con cuatro fechas a doble cita por disputar. Pero, ¿qué la hace impredecible? Puede ser un conjunto de varios factores que se mezclan entre sí (autos, circuitos, pilotos, formato).

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El juego de la Fórmula E
El campo de juego está totalmente nivelado con la segunda generación de monoplazas de la FIA Fórmula E (Gen2) tras un grupo de regulaciones dispuestas a merced de los equipos para que sus ingenieros la interpreten de la mejor manera posible, siempre y cuando estén dentro de los márgenes de legalidad, lo que hace de la categoría una guerra de estrategia técnica y táctica.
Por otro lado, la experiencia y talento de los pilotos se transforman en un cóctel de subjetividad increíble dado que proceden de diversas categorías, cada una con su estilo, reglaje y funcionalidad. Fórmula 1, GT, DTM, Súper Fórmula y Fórmula 2, son parte del amplio universo de competición que reposa sobre las espaldas de los protagonistas en cada E-Prix.
El formato de carrera también hace de las suyas para regalar un toque de suspenso, que aunando al talento de los pilotos puede desencadenar en un auténtico éxito para algunos, o por el contrario un fracaso, de llegarse a cometer algún error en cualquier de los circuitos. Éste, es otro aspecto muy importante, dado que los trazados callejeros no tienen piedad para la más mínima equivocación detrás del volante, siendo castigados con total severidad tan solo por perder la concentración por unos instantes, lo que hace de cada fin de semana de competición un manojo de nervios, y peor aún, sin saber qué puede ocurrir.
Redacción | Ronald Ortega