La idea de conformar un circuito sostenible y que aportara para un mundo mejor y más limpio ante el terrible cambio climático, fueron las premisas fundamentales para el nacimiento de la Fórmula E.
El portal oficial de la Fórmula E, relata que los inicios de lo que se convertiría en el primer campeonato internacional de monoplazas eléctricos se redactaron en pocas palabras en una servilleta de un restaurante en París.
En aquel entonces, el presidente de la Federación Internacional de Automovilismo (FIA), Jean Todt, y el empresario español, Alejandro Agag, desarrollaron la serie como un medio para demostrar el potencial de la movilidad sostenible.
El debut de la categoría se registró en el año 2014 en los campos olímpicos de Pekín y ha tenido un gran crecimiento en la actualidad. Su temporada inaugural se realizó entre septiembre de 2014 y junio de 2015.
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Los primeros pasos
En ese primer campeonato, McLaren fue la encargada de suministrar los motores, transmisiones y sistemas electrónicos de todos los monoplazas, pero a partir de la segunda edición cada escudería montó su propio motor.
Dallara se encargó de construir los chasis, Michelin fue el único en proveer los neumáticos, y Williams las baterías hasta la cuarta temporada.
A diferencia de Fórmula 1, esta categoría busca que las grandes ciudades sean las anfitrionas de las competiciones para que las personas se inclinen en futuro en adquirir autos eléctricos debido al alto grado de contaminación.
Metrópolis como París, Nueva York, Berlín, Marrakesh, Hong Kong y Ciudad de México han recibido a la Fórmula E. Londres, Buenos Aires, Moscú y Montreal también han formado parte del calendario.
El hecho de tener presencia en estos países representa para la Fórmula E prestigio, ya que a pesar de tener poco tiempo, cada año tienen más ciudades que quieren albergar una carrera.