Es cuestión de tiempo para que la humanidad pueda divisar en los cielos un tránsito aéreo, diferente al que está acostumbrada. La ambición por desarrollar autos voladores está cada vez más cerca, y da mucho más que sus primeros pasos en un mundo plagado de nuevas tecnologías.
En ese sentido, esta semana hizo su impactante aparición el AirCar, un coche híbrido capaz de convertirse en avión en solo tres minutos, y que ya fue lanzado al ruedo con un vuelo de prueba.
El test fue realizado en Eslovaquia, sede de las operaciones de la compañía KleinVision, creadora del prototipo. Allí se realizó el viaje de 35 minutos entre los aeropuertos de Bratislava y Nitra, ubicados en el mismo país. El vehículo alcanzó una velocidad de 170 kilómetros por hora y puede transportar a dos personas con un límite de peso de 2.000 kilos.
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«Este vuelo inicia una nueva era de vehículos de transporte dual. Abre una nueva categoría de transporte y devuelve al individuo la libertad que originalmente se atribuía a los automóviles”, manifestó el padre del AirCar, el profesor Stefan Klein, fundador de la empresa.
Calificó la prueba como positiva y describió la experiencia como “muy placentera”. Klein detalló que el AirCar puede volar aproximadamente 1.000 kilómetros a una altura de 2.500 metros y tiene la capacidad de mantenerse en el aire hasta 40 horas.
Origen y visión del proyecto
La aparición del AirCar no ha sido para nada fácil, pues requirió de un arduo trabajo de años por parte de los investigadores a cargo. Antes de llegar a la cúspide, Klein y su amigo Anton Zajac, fundaron una empresa llamada AeroMobil y construyeron el AM1, una combinación entre automóvil y avión.
En 2016, el profesor Klein y Zajac dejaron AeroMobil para lanzarse al ruedo con KleinVision y sacar a la luz el portentoso AirCar, vehículo que ha dejado boquiabiertos a propios y extraños, y que buscará posicionarse como medio de transporte productivo.
La organización informó que el AirCar está construido principalmente con materiales compuestos avanzados y asegura que se han realizado una gran cantidad de pruebas para cumplir con los estándares requeridos por la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA).
Anton Zajac, cofundador de KleinVision, explicó que para que el vehículo estuviera a tope transcurrieron dos años. El auto volador requirió de una inversión de 1,7 millones de libras.
Zajac, señaló que ya han empezado a recibir ofertas tentadoras para adquirir esta tecnología. «Hay alrededor de 40.000 pedidos de aviones solo en Estados Unidos, y si convertimos el 5 por ciento de esos, para cambiar el avión por el coche volador, tenemos un mercado enorme», dijo.
La proyección del AirCar en Europa es bastante ambiciosa. No solo se espera que reciba el permiso para circular en carreteras, sino que busca lograr la certificación de CS-23 como avión normal, utilitario, acrobático y de cercanía. Un punto clave para alcanzar este hito es su potente motor BMW de 160 CV con hélice fija y un avanzado paracaídas balístico.
Redacción I Jhonattan González