Su llegada maravilló a la comunidad de la Fórmula 1. En 1984 se registró el primer acto de presencia de Ayrton Senna Da Silva, donde tan solo tardó un año en ganar su primera carrera dejando atónitos a muchas personas tras ondear la bandera de Brasil bajo la lluvia a bordo de su monoplaza Lotus.
Allí, se pudo evidenciar el nacimiento de una era y su posterior consagración cuando levantó su primer título mundial en la temporada 1988. Senna aseveró en múltiples ocasiones poder hablar con Dios, pero no a modo de fe, sino realmente poder hablar con él como si estuviesen los dos en una habitación degustando un platillo y conversando tranquilamente.
Lo cierto es que el piloto latinoamericano era capaz de desarrollar altas velocidades en las curvas, pero sobre todo dejaba boquiabiertos a muchos cuando las ruedas de su auto deslizaban sobre el asfalto mojado de los circuitos, allí, se podía presenciar una auténtica exhibición de manejo.
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El impacto de Ayrton Senna
En el Gran Premio de Europa 1993, Ayrton Senna protagonizó lo que para conocedores de la materia representa la mejor primera vuelta en la historia de la máxima categoría del automovilismo mundial. Donington Park vio cómo se colocó a la cabeza de la carrera en un abrir y cerrar de ojos.
Las batallas contra su compañero de equipo, amigo y posterior enemigo, Alain Prost, dieron un aditivo increíble a la competición que atrajo miles de seguidores, pues tan solo con ver la tensión entre ambos se generaba una expectativa enorme sobre qué podría suceder en aquel entonces.
El adiós de un grande
Trágicamente, Dios deparó un futuro complicado, mortal e injusto para Ayrton Senna. Su vida experimentó el último latido durante el Gran Premio de Imola cuando su monoplaza Williams perdió el control en la salida de la curva Tamburello, en 1994.
Dolor, agonía, llanto y luto colmaron las calles de Brasil y el entorno del automovilismo mundial durante un tiempo prolongado, dado que Senna no solo era un piloto de Fórmula 1, pues había logrado convertirse en el orgullo más grande del país sudamericano, el cual en aquellos tiempos transitaba por una situación extremadamente delicada en cuanto a lo político y social refiere.
Senna logró unir diversidades de pensamientos en su país que olvidaban por completo sus diferencias domingo tras domingo cuando se enfundaba el casco y salía de la calle de boxes hacia el trazado. Lamentablemente, todo esto acabó de forma trágica, y de no ser así, el pasado 21 de marzo hubiese cumplido 63 años de vida, y quizá, caminase sobre los paddocks del Gran Circo.
Redacción | Ronald Ortega