Durante la pandemia del COVID-19 los problemas en el abastecimiento de semiconductores para vehículos eléctricos representó un obstáculo enorme para el desarrollo de la electromovilidad a escala mundial.
Grandes marcas ligadas a la industria automotriz se han centrado en el referido aspecto y presentado ambiciosos planes para liderar el mercado en el sector.
A través de procesos tecnológicos en los que están aplicando elementos como el carburo de silicio para los chips, Bosch anunció nuevos planes para ampliar su negocio de semiconductores.
La compañía pretende adquirir activos del fabricante estadounidense TSI Semiconductors, con sede en Roseville, California. Esta empresa produce actualmente grandes volúmenes de chips en obleas de silicio de 200 milímetros para aplicaciones en las industrias de movilidad, energía, ciencias biológicas y telecomunicaciones.
Read also: Suecia prepara una gran carretera capaz de cargar coches en tránsito
Inyección económica
Durante los próximos años, Bosch pretende invertir más de 1.500 millones de dólares en la localización y convertir sus instalaciones productivas en procesos de última generación. A partir de 2026, los primeros chips se producirán en obleas de 200 milímetros de carburo de silicio (SiC).
Con el refuerzo de su negocio de semiconductores, la marca habrá ampliado significativamente su cartera global de chips de SiC para finales de 2030, fecha en la que la movilidad eléctrica estará generando una gran demanda de estos productos.
Según señala Bosch, el alcance total de la inversión dependerá, en gran parte, de las oportunidades disponibles de financiación federal a través de CHIPS y la Science Act, además de las oportunidades de desarrollo económico en el Estado de California.
Cabe destacar que el mercado de chips de SiC continúa creciendo exponencialmente, a una media anual del 30%. En los vehículos eléctricos, estos chips otorgan una mayor autonomía, así como una recarga más eficiente, ya que utilizan hasta la mitad.
Instalados en su electrónica de potencia, aumentan la autonomía en un 6% de promedio, en comparación con los chips basados en silicio.